... Y el uniforme ensangrentado del día de tu muerte está ya en todos nosotros en sagrado recuerdo a Dios y a España...
Hoy somos más jóvenes. Parafraseando al General Douglas MacArthur, uno llega a viejo porque ha abandonado su ideal. Los años arrugan la piel, renunciar al ideal arruga el alma. Nuestras almas hoy están más joviales y fornidas. Hemos cumplido con nuestro deber: el que voluntariamente nos hemos impuesto para con nuestros Ejércitos y nuestra sociedad porque se han revitalizado los ideales de patriotismo y de entrega cuando fue retirado el lienzo morado que cubría la estatua del Capitán Arredondo Acuña, magnífica obra del escultor don Francisco Javier Galán y que reproduce fielmente la que realizara el gran escultor santistebeño, Jacinto Higueras Fuentes.
Dos días antes de los actos en homenaje al Capitán don Pablo Arredondo Acuña, caminaba por la plaza de la Lealtad, en Madrid, y –como siempre- me emocionó la sempiterna llama ardiente en memoria de tantos y tantos héroes que han dado su vida por la más noble de las causas: España. Y esa llama también simbolizaba aquel día el ardiente deseo para que pronto llegaran las jornadas del 10 y 11 de abril. Han sido meses de arduo trabajo: reuniones, escritos, diseños, entrevistas, viajes, encargos… aceptado todo de buen grado pues la justicia del recuerdo a un soldado que entregó su vida por la Patria en las ardientes tierras africanas era obligación para este Círculo Amigos de las Fuerzas Armadas, que tiene en estos gestos su razón de ser.
Tras ser destruida la estatua en 1936, han pasado décadas en las que el monumento mutilado reclamaba día a día que se volviese a elevar sobre su pedestal pétreo la enhiesta y gallarda figura del héroe.
El día 10 de abril tuvo lugar el conmovedor preludio a la reposición del monumento. Tras la inauguración de la exposición sobre la vida cotidiana en el Ejército en el periodo 1825-1925, el baezano Teatro Montemar se quedó pequeño para vibrar y emocionarse con la intervención del General Ruiz Benítez. Fue triste ver como muchos baezanos no pudieron acceder al teatro ansiosos de participar directamente en aquel acto patriótico, pregón de exaltación a tan preclaro hijo de Baeza. Y es que para hablar de un legionario únicamente puede hacerlo un legionario. Tiene que ser quién ha calado su cabeza con el chapiri; quién ha acrisolado su alma militar en los espíritus de un credo que es código de honor y conducta el que sea heraldo de valores y virtudes sobresalientes, vocero de la abnegación y cantor del sobrehumano esfuerzo. En los últimos meses hemos tenido la ocasión de empaparnos por diversos medios de la intensa y emocionante biografía de Pablo Arredondo pero hubo de ser un legionario –como ya hemos dicho- quién hiciese vibrar el espíritu y enardecer sentimientos. El General Ruiz Benítez hizo patria, alentó las almas, consiguió que nuestro cuerpo segregara todo un torrente de adrenalina con su verbo elegante, cargado de sentimiento, pleno de pasión por España y por su Legión, encarnada en la figura de quién se aferró a la cintura de su novia la muerte que es el más bello epílogo para la vida de un legionario. Y todo ello en admirable conjunción con la banda de música de la Brigada Legionaria “Rey Alfonso XIII” que con su buen hacer, acompañando con su música la oda del orador hizo añicos el alma cuando las primeras notas del novio de la muerte se clavaron en los oídos de los presentes mientras la escuadra de gastadores hacía su aparición al pie del proscenio. Las gargantas atenazadas por la emoción; las lágrimas cayendo por el rostro; batiendo palmas hasta la saciedad; canto de la letra a duras penas: La Legión, Arredondo, España, Ruiz Benítez, Baeza… con la fuerza de la Historia y la mística legionaria de pasión por la muerte o la victoria se apoderaron del alma.
El día once de abril nuestro Círculo de Amigos de las Fuerzas Armadas, la familia Arredondo, la Corporación municipal, el Comité Organizador, las representaciones civiles y militares, el pueblo de Baeza y todos y cada uno de los que tuvieron la suerte de estar presentes en el Paseo del Arca del Agua entramos a formar parte de la Historia. Puede parecer un poco pretencioso este comentario pero, a mi humilde entender, es completamente real. Lluviosa jornada en su inicio que la Providencia quiso tornar en día un poco más apacible cuando las notas del "Novio de la Muerte" comenzaron a flotar y elevarse hacia el cielo baezano. El Ministro de Defensa presidió el acto junto con el Regidor de la ciudad y el Teniente General García Sánchez mientras las bandas de Música y de Guerra de la BRILEG junto a una Sección de fusiles y la soberbia escuadra de gastadores de la queridísima VIII Bandera, “Colón” formaban a ambos lados del monumento.
Baeza, ciudad patrimonio de la humanidad, se convirtió en un acuartelamiento legionario. El sábado 11 de abril fue sábado legionario en el “nido real de gavilanes”. Más de cien de sus hijos ofertaron frente al convento de San Antonio, donde se encuentra el Cristo de la Buena Muerte, sus rezos y cánticos mientras las monjas de clausura hacían que las campanas tocaran a Gloria. Tras el desfile por la Avda. Alcalde Puche Pardo, formación legionaria bajo un cielo que comenzaba a despejarse tímidamente para que los ojos de los diez mil legionarios muertos pudieran contemplar desde los blocaos celestiales, cómo la memoria de España aún no se ha desvanecido y está con su Legión, con los que han muerto por la vieja Hispania aquí y allende sus fronteras pues desde la cumbre bravía que el sol indio tornasola, hasta el África que inmola sus hijos en torpe guerra, no hay un puñado de tierra sin una tumba española.
Descubrimiento de la estatua; sentidas alocuciones del Alcalde de Baeza, de José Ignacio Arredondo y agradecimiento del General Jefe de la BRILEG; homenaje a los caídos; toque de oración cuyas notas son capaces de electrizar hasta el último centímetro cuadrado de piel; recitación de los espíritus legionarios: verdadera profesión de fe; alma de la legión; voluntad de servicio; honor, valor y disciplina condensados en cortos e incisivos propósitos; mística de un modo de vida único y sin igual… Así es la Legión. Por eso es tan fácil amarla.
Arredondo lo demandaba. Baeza lo merecía. Nosotros estábamos obligados a ello y así lo hicimos. Entre todos lo conseguimos, ¡Misión cumplida mi Capitán!, tu nombre y tu ejemplo quedan grabados en cada uno de nosotros.
¡Viva España! ¡Viva la Leg¡ón! ¡Viva el Capitán Arredondo!
Eduardo López Aranda
(Círculo de Amigos de las Fuerzas Armadas)
No hay comentarios:
Publicar un comentario