EL GENIO DE LA PINTURA MILITAR ESPAÑOLA
Hace ahora cuatro años Ferrer-Dalmau tuvo que abandonar su ciudad natal. “Asqueado por la corrompida manipulación de la realidad y de la historia, la mentira y el clima antiespañol que desde el delirio separatista se disemina por ese trozo de tierra tan española que es Cataluña”, decidió plegar su caballete con olor a trementina y más números de teléfono que personas que pueda recordar, y se largó al exilio, un dulce exilio hacia una tierra muy española, noble y castellana. Cerca de su querido Regimiento de Caballería Farnesio, el más antiguo de la caballería española.
España no ha conocido a un artista más comprometido con su patria. Está vivo y pinta tan bien como los muertos. También habla como ellos: “Estamos unidos como nación en lo bueno y en lo malo. Nos respaldan muchos siglos de triunfos y derrotas. Nuestra identidad se ha enriquecido con gentes de toda la península, con la cultura de otros pueblos. Y somos culpables de los mismos pecados y agraciados con idénticas bondades. Cataluña siempre será España”.
Único miembro europeo de la Internacional Society War of Artist, está muy bien posicionado en EE UU. Le bastó pintar una batalla actual sobre el terreno, como la de Afganistán en La Patrulla, para captar la atención mundial. Ningún otro pintor español había colgado en un museo un conflicto contemporáneo, con trajes de camuflaje y fusiles en vez de chaquetas y rocines. Perez-Reverte escribió en el dorso del cuadro: “Durante siglos en cada una de sus huellas estuvo España”.
Y aún más…………
Nadie, que yo conozca, pinta en España como Augusto Ferrer-Dalmau. Con tanta honradez y con tan admirable ausencia de complejos a la hora de recuperar las imágenes de nuestro largo pasado militar. Lo que en otros países es natural, pintores de batallas que fijan en sus lienzos la historia y la memoria de sus respectivas naciones, aquí resulta doblemente asombroso: por lo insólito del empeño y por la espléndida belleza del resultado. Eso convierte a Ferrer-Dalmau y su obra singular, extraordinaria, en algo especialmente raro. Y, como tal, precioso. Sus cuadros son escenas, retratos, claves necesarias para ilustrar nuestro pasado. Para recordar y reflexionar. Para comprender mejor, así, nuestras miserias, nuestras tragedias y nuestra grandeza…
Augusto es más que un amigo, mucho más que un pintor de batallas o un artista realista, Augusto es el genio de la pintura militar española, sucesor de Cusachs y a estela suya es la viva imagen viva de nuestra historia militar, es una ventana abierta al aire puro y limpio de los que hicieron grande a nuestra Patria por la fuerza de sus valores y capacidad de sacrificio. Augusto da vida en supremos momentos a todos aquellos que ya no están pero que siguen estando….es un patriota confeso y ejerciente, un compañero, un camarada, es movimiento, es dinamismo, es relinchar de caballos, es sonido de trompetas, chasquidos de sables, estruendo de mosquetes y cañones, es humo de pólvora quemada, gritos de horror, dolor y muerte, es polvareda, es expresión de expresiones silentes y mágicas, es color, es detalle, es rigor, es emoción al tocar un espada o acariciar un paño de una vieja guerrera, es sentimiento, es sufrimiento, es ejemplo..., es lancero, cazador y dragón de honor, soldado acorazado honorífico, etc. etc. español de bien hasta las trancas, catalán español, humilde y amigo de amigos… Augusto es el maestro.
Alfonso Rojas Salcedo
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