Para nadie es un secreto
que los residentes en Cataluña, sean o no nacidos en esta Comunidad,
estamos atravesando últimamente unos tiempos difíciles... El órdago
separatista lanzado por el gobierno de la Generalidad nos ha situado
ante un futuro lleno de incertidumbre, que viene a sumarse a las
preocupaciones que nos aquejan a todos los españoles por la actual
crisis económica que padecemos. Tiempos complicados, que hemos de
superar con mucho temple y moral, echando mano, y quizás
actualizando, ese espíritu de sacrificio que se nos enseñó cuando
tuvimos el honor de vestir el uniforme de nuestro Ejército en el
servicio militar. Es lástima que no todas las generaciones hayan
tenido esa suerte y privilegio...
Pero vayamos a lo de hoy... Como respuesta a esa deriva independentista de los que más debieran respeto al orden constitucional que están quebrantando, se convoca una concentración en la plaza de Cataluña, “corazón u ombligo” de Barcelona, por una plataforma surgida precisamente de Internet, sin apoyos oficiales, sin subvenciones y, por supuesto, sin ningún respaldo de las instituciones regionales y locales; todo lo contrario a lo ocurrido el pasado 11 de septiembre con su antípoda independentista... Con este panorama, al que se sumaban unas previsiones meteorológicas adversas, el horizonte ayer se nos presentaba bastante sombrío... Con un antiguo compañero de trabajo, además vecino, estuve ayer tarde cavilando, mientras tomábamos café, acerca de lo que debíamos hacer hoy, 12 de octubre. Descubrimos que no nos gustaban las concentraciones de masas, que en nuestras dilatadas vidas, contando desde los lejanos tiempos de estudiantes, resulta que, entre los dos, no sumábamos más que cinco asistencias a actos de ese tipo. O sea, que no nos gustan, en principio, las jaranas callejeras. No es lo nuestro... Seguimos analizando nuestra situación y vimos que, si bien oriundos de otras regiones -mi amigo gallego y yo madrileño-, sin embargo nuestras biografías estaban ligadas a Cataluña: aquí transcurrieron más de la mitad de nuestras vidas y sus hechos principales, aquí nos casamos con mujeres catalanas, tuvimos hijos, enviudamos, tenemos abundante familia, hermanos, sobrinos, nietos, amigos, etc... Por otra parte nos sentimos españoles hasta la médula. Una cosa no quita la otra, sino que, por el contrario, la enriquece: nuestra condición de catalanes por adopción y de españoles de pensamiento y corazón eran elementos mezclados e indisolubles... Teníamos que hacer un esfuerzo y acudir a la concentración convocada para hoy, debíamos defender que somos catalanes y españoles, y que no concebimos una Cataluña sin España ni una España sin Cataluña... Asistir al acto era, por tanto, una obligación moral, un ejercicio de coherencia y dignidad...
Pero vayamos a lo de hoy... Como respuesta a esa deriva independentista de los que más debieran respeto al orden constitucional que están quebrantando, se convoca una concentración en la plaza de Cataluña, “corazón u ombligo” de Barcelona, por una plataforma surgida precisamente de Internet, sin apoyos oficiales, sin subvenciones y, por supuesto, sin ningún respaldo de las instituciones regionales y locales; todo lo contrario a lo ocurrido el pasado 11 de septiembre con su antípoda independentista... Con este panorama, al que se sumaban unas previsiones meteorológicas adversas, el horizonte ayer se nos presentaba bastante sombrío... Con un antiguo compañero de trabajo, además vecino, estuve ayer tarde cavilando, mientras tomábamos café, acerca de lo que debíamos hacer hoy, 12 de octubre. Descubrimos que no nos gustaban las concentraciones de masas, que en nuestras dilatadas vidas, contando desde los lejanos tiempos de estudiantes, resulta que, entre los dos, no sumábamos más que cinco asistencias a actos de ese tipo. O sea, que no nos gustan, en principio, las jaranas callejeras. No es lo nuestro... Seguimos analizando nuestra situación y vimos que, si bien oriundos de otras regiones -mi amigo gallego y yo madrileño-, sin embargo nuestras biografías estaban ligadas a Cataluña: aquí transcurrieron más de la mitad de nuestras vidas y sus hechos principales, aquí nos casamos con mujeres catalanas, tuvimos hijos, enviudamos, tenemos abundante familia, hermanos, sobrinos, nietos, amigos, etc... Por otra parte nos sentimos españoles hasta la médula. Una cosa no quita la otra, sino que, por el contrario, la enriquece: nuestra condición de catalanes por adopción y de españoles de pensamiento y corazón eran elementos mezclados e indisolubles... Teníamos que hacer un esfuerzo y acudir a la concentración convocada para hoy, debíamos defender que somos catalanes y españoles, y que no concebimos una Cataluña sin España ni una España sin Cataluña... Asistir al acto era, por tanto, una obligación moral, un ejercicio de coherencia y dignidad...
Así las cosas, esta
mañana, sobre las 11 horas, aterrizamos en la plaza de Cataluña...
Nos quedamos asombrados, no nos esperábamos eso, no dábamos crédito
a lo que veíamos... Auténticas riadas de gentes provenientes de las
calles confluyentes en la Plaza: Fontanella, Puerta del Ángel, Ronda
de San Pedro, Paseo de Gracia, Rambla de Cataluña, etc., iban
invadiendo el amplio solar. Portaban banderas españolas y catalanas
y muchos una bandera muy curiosa, española por una cara y por la
otra la señera catalana cuatribarrada. El símbolo era perfecto, la
unión de Cataluña al resto de España... Cuando ya eran las 12
horas, momento oficial de inicio del acto, la plaza -es un espacio
muy amplio, para los que no la conozcan- estaba ya a rebosar... Eran
gentes de toda edad y condición: jóvenes, matrimonios con sus
hijos, familias enteras, ancianos... La actitud completamente
pacífica, cívica... Ningún símbolo desentonaba, rojigualdas y
cuatribarradas en perfecta conjunción...
Desde la tribuna donde estaban los organizadores y la megafonía, se daban mensajes hablados indistintamente en catalán y castellano, idiomas que entendemos todos perfectamente, ambos oficiales en esta Comunidad... El acto comenzó a gustarme de verdad, el ambiente no podía ser más sano y conciliador... Decididamente ésta era la verdadera Cataluña de la convivencia pacífica, del “seny” (buen sentido)... Era la Cataluña española que nos reúne y nos acoge a todos..., la Cataluña que queremos para nosotros, para nuestros hijos y para los hijos de nuestros hijos...
El mal tiempo también hizo una tregua, y durante un par de horas no cayó gota. Comenzó a llover cuando el acto estaba ya finalizando.
Hice unas 30 fotos que se reúnen en la galería que figura a continuación.
Desde la tribuna donde estaban los organizadores y la megafonía, se daban mensajes hablados indistintamente en catalán y castellano, idiomas que entendemos todos perfectamente, ambos oficiales en esta Comunidad... El acto comenzó a gustarme de verdad, el ambiente no podía ser más sano y conciliador... Decididamente ésta era la verdadera Cataluña de la convivencia pacífica, del “seny” (buen sentido)... Era la Cataluña española que nos reúne y nos acoge a todos..., la Cataluña que queremos para nosotros, para nuestros hijos y para los hijos de nuestros hijos...
El mal tiempo también hizo una tregua, y durante un par de horas no cayó gota. Comenzó a llover cuando el acto estaba ya finalizando.
Hice unas 30 fotos que se reúnen en la galería que figura a continuación.
Regreso a casa con una
convicción: hay mucha gente que no está dispuesta a pasar por el
aro independentista, nos vamos a oponer, se nos va a oír... No se lo
vamos a poner fácil.
Regreso a casa contento,
satisfecho... Ha sido un buen día de nuestra FIESTA NACIONAL...
Mañana, Dios dirá...
César GSF, veterano
de Caballería
a un señor que se dirigía a la plaza de Cataluña acompañado de sus hijos
Desde
el Círculo de Amigos de las Fuerzas Armadas, desde Jaén, desde cada
uno de nuestros corazones, sale un grito unánime, nítido y fuerte
que se une al vuestro queridos amigos, un grito de rabia, un grito de
solidaridad con vosotros, un grito de rebeldía ante la mentira y la
sinrazón de una gente enferma que pone en riesgo la unidad de
España, un grito desgarrado por todos los que a lo largo del tiempo
han entregado su vida por conservar esa unidad, un grito desde los
más sinceros sentimientos de todos aquellos que alguna vez tuvimos
en alto honor de vestir el uniforme de la Patria, y también de los
que no tuvieron esa oportunidad, un grito desde la coherencia de
quienes un día asumimos la transición como un camino de
conciliación, encuentro y mirada al futuro desde el respeto a las
reglas de juego que se plasman en nuestra constitución respaldada
por el pueblo español de forma abrumadora, un grito de hermanos:
¡¡¡VIVA CATALUÑA!!! ¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
Alfonso Rojas Salcedo
Presidente
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